Hay cosas que nos impresionan de tal modo que jamás las olvidamos, como cuando vemos el mar por primera vez o cuando vemos luces haciendo extraños movimientos en el cielo.
Por ejemplo: el día que vi un helicóptero por primera vez me impresioné tanto que corrí y me metí debajo de la cama temblando del miedo.
Recuerdo que un día venía yo bajando de la montaña, ymientras pasaba por en medio de un pinar un potente rayo cayó sobre un pino que se encontraba a pocos metros de mí y lo incendió. Aun recuerdo como si fuera hoy aquella intensa luminosidad combinada con aquel potente sonido.
También recuerdo aquella fastidia madrugada, cuando las fuertes crecidas de un río desaparecieron un barrio de la fa de la tierra: recuerdo que cada vez que relampagueaba yo (unos de los que huían de la fuerte crecida de aquel río) veía como las furiosas aguas se tragaban las casitas de aquel barrio. Aquello era realmente espantoso.
Estos sucesos me impresionaron tanto, que nunca podre borrarlos de mi mente. Pero créeme, esas no han sido mis mayores impresiones. Aunque no lo creas, mis mayores impresiones han sido de tipos espirituales; es por eso que escribo tanto sobre estas cosas:
Una de mis más grandes impresiones sucedió una noche en la que me encontraba en medio de un extenso valle mirando a mí alrededor. ¡Dios mío, estoy en otro mundo! -era lo único que pasaba por mi mente en aquel instante mientras miraba aquella extrema belleza natural y aquella intensa claridad. Aun no sé cómo llegué allí, lo único que sé es que, cuando estuve allí, en un instante, el grado de mi conciencia se elevó a un grado extremadamente superior a esta realidad en que vivo, algo que me impresionó bastante.
Otro suceso que me impresionó mucho fue una experiencia extra corpórea en la cual llegué a un lugar muy extraño. En aquel viaje vi cosas muy inusuales, como por ejemplo: el cielo de aquel lugar tenía enormes y numerosas estrellas y tres lunas, y tanto las luces que irradiaban las lunas y las estrellas mantenían aquel lugar claro como el medio día aquí en la tierra. También vi un bello rio de agua cristalina y aves de todos los colores y tamaño. Pero eso no era nada, las cosas que realmente me impresionaron fueron: ver mi cuerpo cristalino formado por millones de minúsculas lucecitas de colores y sentir un grado de libertad extrema. Aquel día imaginé los felices que seriamos los humanos viviendo en aquel mundo, un mundo donde realmente todo es posible. Luego de esta experiencia tuve otra más maravillosa, pero como esta fue la primera de esta índole, fue la que más me impresionó.
Por mi parte estoy seguro que yo no he sido el único que se ha impresionado con tales experiencias. Sé que yo sólo soy uno de muchos…
Por ejemplo, analiza el siguiente cuento:
En una época en la que la mayoría de la gente creía que la tierra era el centro del universo, un filósofo tuvo un extraño sueño:
Aquel filósofo soñó que volaba verticalmente a una gran velocidad, y mientras se alejaba veía que la tierra se hacía cada vez más pequeña, tanto así que unos minutos más tarde se hizo pequeñita como la luna.
Aquel sueño impresionó tanto al filósofo, que despertó muy sobresaltado.
Al día siguiente aquel filósofo decidió incluir parte de aquella maravillosa experiencia en un libro que estaba escribiendo.
Él, sin entender por qué, supo que todo aquello era real, ya que el grado de lucidez de aquella experiencia superaba todo lo que hasta entonces había vivido.
Por eso, aunque nunca habló del sueño en sí, afirmó en su libro que la tierra no era el centro del universo, que ella era pequeñita y redonda como la luna.
También aseguró que el universo era infinito y que la tierra era algo prácticamente insignificante comparada con él.
Un tiempo después de haber publicado el libro, aquel filósofo fue quemado vivo por la santa inquisición por atreverse a rebelarse contra lo establecido.
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